Washington, 9 ago (PL) El costo de la campaña aérea de Estados Unidos y sus aliados contra el Estado Islámico (EI) en Siria e Iraq supera hoy los ocho mil 400 millones de dólares, unos 12 millones diariamente, revelaron informes oficiales.
Expertos en el tema y críticos de la administración del presidente Barack Obama insisten en que los resultados de estas operaciones no se corresponden con ese gasto, ni con la cantidad de bombardeos que las aeronaves de la coalición encabezada por Washington realizaron desde el 8 de agosto de 2014.
Las incursiones se extendieron a suelo sirio en septiembre del mismo año, sin la anuencia del Gobierno de Damasco, que en reiteradas ocasiones denunció que estas tienen como objetivo fortalecer a los grupos armados que intentan derrocar por la fuerza al presidente Bashar Al Assad, y no tienen un impacto real contra las agrupaciones del EI.
Hasta la fecha estos medios aéreos realizaron más de 14 mil 100 ataques, de ellos nueve mil 420 en territorio iraquí y el resto en Siria, de acuerdo con reportes publicados en la página digital del Departamento de Defensa.
En Iraq, junto a los aviones del Pentágono, participan aeronaves de Australia, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Jordania, Países Bajos y el Reino Unido; mientras en Siria acompañan a los militares estadounidenses cazabombarderos de Australia, Bahrein, Canadá, Francia, Jordania, Países Bajos, Arabia Saudita, Turquía, Emiratos Árabes Unidos y el Reino Unido.
El Congreso norteamericano tiene pendiente desde 2015 el análisis de un proyecto de ley de Autorización del Uso de la Fuerza Militar (AUMF) contra el EI en el Medio Oriente, pero demócratas y republicanos no lograron ponerse de acuerdo en las facultades y limitaciones que otorgaría esta legislación.
Los republicanos estiman que la propuesta presentada por la Casa Blanca no tiene todo el alcance que necesita en estos momentos, y favorecen un texto que otorgue un papel más activo de Estados Unidos en el combate a los fundamentalistas y en las acciones bélicas contra el Gobierno sirio, con el fin de proyectar el poderío bélico norteamericano sin restricciones.
Por su parte, algunos demócratas se niegan a avalar una iniciativa que no prohíba de forma explícita el uso de grandes agrupaciones tropas terrestres en combates de larga duración y envergadura.